En esto del vino, me he propuesto aprender y documentarme cuanto sea posible. Y por supuesto, degustarlo. En la parte propiamente académica del asunto, uno puede llegar conocer un poco sobre los grandes vinos del mundo. Vinos cuya sola mención de su nombre encienden la imaginación ante de la posibilidad de tratar de adivinar cómo pueden oler o que sabores pueden tener, aparte de la historia que poseen. Así, uno llega a enterarse de vinos como el Chateau Latour, probablemente el mejor Cabernet Sauvignon del mundo (los Burdeos son por lo general mezclas o cortes, aunque una uva predomine sobre el resto en su %), Petrus, el mas grande de todos los vinos de Pomerol y sin lugar a dudas el mejor Merlot o Penfolds Grange de Australia, el vino icono de ese continente. La verdad es que el chance de poder probar vinos de este calibre es muy limitado, por no decir imposible, ya sea por un factor precio, disponibilidad o ambos. Aun asi, no deberíamos por ello dejar de buscar vinos excepcionales.
En el 2009 tuve la oportunidad de adquirir una botella excepcional. Habiendo sido nombrado por la revista Wine Spectator como su vino del año en el 2008, fue para mí un sueño hecho realidad! Habiéndome informado un poco, tome la decisión de dejarlo descansar por lo menos un par de años y esperar por una ocasión apropiada, como mi cumpleaños. La verdad amigos lectores, nada podría haberme preparado para lo que fue ese vino. . .
Casa Lapostolle fue fundada a inicios de los ‘90s cuando Alexandra Marnier Lapostolle hizo un recorrido por el Valle de Colchagua en Chile. En particular le llamo poderosamente la atención un pequeño sub valle llamado Apalta. Su terruño o Terroir y viñedos, algunos de más de 80 años le mostraron el potencial de ese lugar. Con esas premisas y expectativas, nació Casa Lapostolle. Como comentaba en mi primer review, la propuesta de Alexandra fue desde el principio la de crear vinos Premium, aun en sus líneas más básicas. Claramente diferenciados de otros productores de vino, los Casa Lapostolle logran ofrecer una calidad excepcional en un rango de precio sumamente aceptable. Y aun sus vinos insignia, el Borobo y Clos Apalta no llegan a tener un precio de más de $80.00.
Clos Apalta inicio su ciclo en el año 1997 y desde el principio fue concebido como un vino de corte, producto de la mezcla de 3 a 4 cepas distintas. Algo que es distintivo es que este vino nunca ha sido una receta fija. Más bien Alexandra y su equipo, asesorados por Michel Rolland, se han dado a la búsqueda de poder reflejar el potencial de las uvas participantes en el corte. Especialmente, el potencial del Carmenere. Podemos decir sin lugar a dudas que este vino tiene como finalidad mostrar en su máxima expresión esa cepa, usualmente dejada como “segundona” en otros cortes. Vayamos al vino.
Casa Lapostolle Clos Apalta 2005
El año 2005 será recordado en Chile como uno donde las condiciones de la naturaleza se confabularon para entregar una cosecha increíble donde muchos viñedos pudieron entregar vinos incomparables. Aun asi se dio un fenómeno donde hubo retraso de varias semanas en el florecimiento y crecimiento de las viñas. El verano fue normal en términos generales con un incremento en la temperatura durante en Febrero que permitió –por asi decirlo- corregir ese retraso. Nuevamente hubo descensos y ascensos en las temperaturas en Marzo y Abril. Esto hizo que la cosecha fuera tardia entiendiendo esto como un retraso con respecto a cuando se esperaba cosechar las uvas. Con todo y esta variabilidad climatica, las condiciones fueron casi perfectas, lo que dio como resultado un 2005 esplendoroso.
Siguiendo las recomendaciones, el vino fue decantado y puesto a respirar por 3 horas. De primera entrada llamo poderosamente la atención un cojor rojo tinto extremadamente oscuro que bien podría compararse con un Amarone. Casi negro! Les confieso que tuve miedo de haberme anticipado, pues algunos críticos le daban una ventana de 2009 a 2020 para disfrutarlo en su máximo apogeo. Otros hacían lo mismo pero de 2012 a 2022. Dichosamente la decisión fue adecuada.
En la copa se noto aun mas ese rojo tinto. Sinceramente no recuerdo haber visto un vino tinto tan oscuro como este. Con un 15% de alcohol, al moverlo en la copa se notaron unas enormes lágrimas. Alguien podría pensar que con semejante cantidad de alcohol podríamos estar ante la presencia de un vino muy seco o fuerte. Yo creo que aquí es donde entra la magia de quienes hacen la mezcla y el vino en sí y donde lo excepcional se muestra en todo su esplendor!
En la primera nariz (esa que aparece con solo servir el vino en la copa) se nota una mezcla profunda y larga de frutos rojos. Piensen en moras, ciruelas, arándanos, fresas, cerezas y grosellas. Increíble el olor con solo servirlo! Al agitarlo, evoluciono y se mostraron otros aromas como de higos, chocolate negro y café mocca. Luego fueron aromas amaderados y escencias hasta de tabaco. Muy pocas veces en mi vida enófila me he podido encontrar con un vino de este calibre. Sencillamente fascinante.
En la boca, esos aromas se transforman en una sensación sedosa y aterciopelada. Uno podría esperar que un vino con el nivel alcoholico de este, los taninos (esos, encargados de darnos la sensación acida/astringente) fuesen muy fuertes. Por el contrario, el vino fue llenando todas las cavidades y el olor a higo se transformo en sabor y el chocolate tomo forma física y los frutos rojos lo mismo. Sencillamente las palabras me faltan para describir el cumulo de emociones provocadas por este vino. El regusto (también llamado retrogusto) fue muy largo, larguísimo, sin exagerar, la sensación tras tragarlo duro más de un minuto.
En el decantador el vino siguió evolucionando y transformándose. Al cabo de una hora, los olores frutales rojos fueron suavizándose y el carmenere con su olor casi picante y carnoso fue haciendo su aparición. En la boca nuevamente fue una paleta de colores. Hubo algo mineral en el. Pense por un momento en las raíces de carmenere, viejas y hundidas en lo profundo de las tierras en Apalta, buscando aun mas profundamente. Fue esa mineralidad la que pude palpar. Fueron tantas emociones. . .
Que más se puede decir de un vino de este nivel. Como puede encerrar una botella tanto placer y complejidad? Es uno de los misterios del vino. En última instancia amigos lectores, este ejercicio no se trata de comparar un vino sobre otro. Yo creo que cada vino tiene su magia y secreto y que ambos factores pueden resultar muy placenteros (la gran mayoria de las veces). Pero cuando un vino es excepcional y posee un pedigree como este, sencillamente cualquier expectativa es superada. No puedo menos que dar Gracias a Dios de que en nuestra America Latina y en países de una tradición vinícola reciente, existan productores como Casa Lapostolle, preocupados por entregar vinos capaces de hacer palidecer a vinos de regiones con mayor tradición. Este Clos Apalta 2005 fue un corte de 42% Carmenere, 28% Cabernet Sauvignon, 26% Merlot y 4% Petit Verdot. Veredicto: 97/19.7/4.7. Los vinos de Casa Lapostolle son distribuidos por French Paradox.
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